Desde el primer minuto, Lost Records: Bloom & Rage se siente como un regreso a casa para quienes disfrutamos de los Life is Strange originales de Don’t Nod. Este primer Tape nos introduce a una historia atrapante, pero sobre todo, nos presenta a cuatro chicas que se sienten reales, con sus propias historias, personalidades y vínculos. No es solo una cuestión de nostalgia por los 90, sino de nostalgia por las historias bien contadas, por esos relatos de amistad y crecimiento que nos marcan para siempre.
A nivel narrativo, el juego está muy bien estructurado. Los saltos temporales entre el presente y el pasado se sienten orgánicos, nunca confusos, y logran construir un ritmo que mantiene la intriga en todo momento. Es un juego que sabe manejar la emoción, pero sin caer en lo forzado. Sí, hay un fuerte apoyo en la nostalgia y en el peso emocional de los recuerdos, pero nunca se siente excesivo ni manipulador. Simplemente, funciona.
Las protagonistas están increíblemente bien escritas. Cada una tiene una historia sólida y bien trabajada, lo que hace que el vínculo entre ellas se sienta genuino. No hay personajes de relleno ni relaciones que existan solo para avanzar la trama. Todo tiene un propósito, y eso se nota. Además, visualmente el juego da un gran salto respecto a títulos anteriores de Don’t Nod. Las expresiones faciales, la iluminación, las texturas… todo ayuda a hacer que este mundo se sienta más vivo que nunca. Mirar a los ojos a las chicas y ver lo que transmiten es algo que realmente impacta.
En términos de jugabilidad, sigue la fórmula clásica del estudio, pero con algunos agregados interesantes. La edición de video y el modo foto son detalles que enriquecen la experiencia y le dan una identidad propia al juego. No es un título que revolucione el género, pero lo que hace, lo hace muy bien. En cuanto a las decisiones, si bien no parecen alterar drásticamente la historia, sí logran dar la sensación de peso emocional en los momentos clave.
La banda sonora, como era de esperarse, es una joya. Don’t Nod nunca falla en este aspecto y nuevamente logran que la música no solo acompañe, sino que potencie la experiencia narrativa. En escenas con alta carga emocional, la selección de temas hace que todo se sienta aún más intenso, generando una inmersión total.
A nivel técnico, el rendimiento fue sólido, con la única excepción de un crasheo en los primeros minutos de juego. Más allá de eso, no hubo problemas de rendimiento, bajones de FPS ni errores graves.
Las expectativas para el segundo Tape son altísimas, y con razón. Este primer capítulo hizo su trabajo a la perfección: presentó a los personajes, estableció el tono y dejó suficientes interrogantes abiertas como para que el desenlace se sienta como algo realmente esperado. Si el cierre está a la altura de lo que vimos hasta ahora, Lost Records: Bloom & Rage podría convertirse en otro de esos juegos que dejan huella.
Ahora solo queda esperar y ver cómo termina esta historia. Pero si hay algo claro, es que Don’t Nod todavía sabe contar historias que llegan al corazón.
